EL LECTOR



Autor: Bernhard Schlink
Traducido por Joan Parra Contreras
Editorial: Anagrama.
Recomendado para: Grandes lectores
Novela

     En algunas ocasiones llegamos tarde a los libros. Algunas veces son las películas las que nos recomiendan las letras. Eso me sucedió con El lector.

     Cuando en el 2008 vi la película, protagonizada por Ralph Fiennes y Kate Winslet, algo se me quedó en el corazón, una tristeza extraña se me quedó en el alma. Luego sabría que la película había sido basada, como tantas otras, en un libro. Tuvieron que pasar ocho años para encontrarme con el libro.

     Para quienes promovemos la lectura no hay herramienta más valiosa que la lectura en voz alta y permitirle a un lector encontrarse a solas con el libro. Lo demás… Bueno, lo demás es parafernalia. En el núcleo de este libro se encuentra la lectura en voz alta. El contexto en que esta lectura se nos presenta es lo que revaloriza un evento histórico y lo que nos permite el asombro.

     El lector se ubica en dos momentos relevantes a nivel histórico, el surgimiento del Tercer Reich y los juicios posteriores a la caída del nazismo, después de terminada la Segunda Guerra Mundial, cuando toda una generación se debatía entre la culpa y la necesidad de seguir adelante; cuando toda una generación culpó a la anterior por haber permitido el holocausto. El tema se ha repetido hasta el cansancio, dirá tal vez el lector. Empero, la forma de abordarlo de Schlink; la dicotomía en la que sumerge a su personaje principal, Michael Berg; la paradoja que representa Hanna Schmitz; todo ello contribuye a construir una atmósfera en la que interroga al lector, quizá al mismo pueblo alemán, acerca de las responsabilidades que se atribuyeron a los diversos protagonistas en el holocausto judío.

     Así, en la primera parte asistimos a una historia de amor, a un romance entre una mujer de 36 años y un adolescente de 15, que se profundizó y se entramó a partir de la lectura en voz alta que el segundo realizaba a la primera. En su papel de lector Michael Berg no supo, ni antes ni después, que mundos, que posibilidades abría ante Hanna.

     La segunda parte ocurre años después. Asistimos al reencuentro de Michael y Hanna. Él, un estudiante de Derecho; ella, acusada de hacer parte del mecanismo Nazi, de haber dejado morir a unas prisioneras durante un incendio. Hanna no se defiende, asume su parte de responsabilidad en medio de un juicio del que no alcanza a entender sus consecuencias, ni las implicaciones que tendrá para sí misma. Es orgullosa y testaruda, inaccesible.

     En la tercera parte Schlink nos muestra a un Berg que no ha podido dimensionar el amor, que se siente culpable y que ha compartido al menos diez años de lecturas con Hanna. Lecturas que hace llegar a la cárcel por correo. Michel Berg es un hombre cansado, solitario; traidor y traicionado.

     Más allá de los hechos, empero, nos quedan las palabras; la melancolía de la narración de Schlink, quien no oculta nada al lector y lo revela todo.


     El lector es una obra magnífica que cuestiona la naturaleza de la responsabilidad y la moral; la misma naturaleza de la culpa y el amor. Ojalá el recuerdo de Hanna y sus acciones se queden en el lector tanto tiempo como se quedaron en Michael Berg.        

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