FLORES PARA ALGERNON


Autor: Daniel Keyes
Traducido por: Domingo Santos
Editorial: Ediciones Orbis S.A.
Recomendado para: jóvenes lectores
Novela


     En Parque Jurásico, Ian Malcolm, el matemático del caos, hace una interesante analogía entre la forma en que la ciencia avanza y la manera en que un artista marcial logra aprehender los movimientos y la filosofía de aquello que práctica. Así, para Malcolm, el artista marcial aprende poco a poco, lo que significa la responsabilidad, las consecuencias de sus acciones; en contraste, el científico se monta a hombros del gigante anterior y teoriza y fabula sin tener en ningún momento ninguna responsabilidad acerca de lo que sus actos pueden lograr.  
     En este sentido, Flores para Algernon pone en tela de juicio todo aquello que implica la noción de inteligencia, cuando Charlie Gordon, un retrasado mental (hay que recordar que la obra fue escrita en 1966) de 33 años es elegido como sujeto de prueba para un experimento que aumentará de forma radical su CI, cambiando de forma brutal su vida. Así, el lector sigue los miedos, aprendizajes y contradicciones de Charlie a partir de los informes de progreso que va redactando, desde antes de iniciar el experimento hasta su amargo desenlace.   
     Flores para Algernon devela la forma brutal en que las personas con Síndrome de Down u otro tipo de caracterizaciones genéticas eran apartadas de la sociedad, confinadas en instituciones especiales con sobrepoblación ya que se consideraba que el mundo no estaba hecho para ellos. En la misma manera pone en entredicho la noción de inteligencia que se manejaba (aún se maneja en muchas instituciones académicas). Al respecto, el mismo Gordon afirma amargamente:
(…) he aprendido que la inteligencia por sí sola no significa gran cosa. Aquí, en su Universidad, la inteligencia, la educación, el saber, se han convertido en grandes ídolos. Pero ahora sé que hay un detalle que han olvidado: la inteligencia y la educación que no han sido templadas en el afecto humano no valen gran cosa.

Y luego,
Entiéndanme bien – dije-. La inteligencia es uno de los mayores dones del hombre. Pero demasiado a menudo la búsqueda del saber oculta la búsqueda del amor. (…) la inteligencia sin la capacidad de dar y recibir un afecto conduce al derrumbe mental y moral, a la neurosis e incluso a la psicosis. Y digo que la mente absorbida en un interés egoísta tomado como un fin en sí mismo, con exclusión de toda relación humana, no puede conducir más que a la violencia y al dolor.  (Keyes, 1966, p. 8)
   
     Se trata en suma, de un libro cálido, capaz de conquistar al lector, de absorberlo en sus líneas, en sus páginas (Su elaboración lingüística es preciosa, pues a través de la ortografía y la semántica va construyendo a un Charlie Gordon que va venciendo sus dificultades cognitivas), al punto que el lector va siendo incapaz de distinguir la diferencia entre el día y la noche, apunto que solo el sueño es capaz de avisar que el libro se termina o se abandona. Flores para Algernon, se convierte así en un libro entrañable al que siempre se puede volver.      

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