EL DÍA SEÑALADO


Autor: Manuel Mejía Vallejo
Editorial: Oveja negra
Recomendado para: Jóvenes lectores
Novela

“Padre, si yo hubiera creado el mundo, si hubiera formado 
al hombre, me habría suicidado de desesperación”

A algunos libros no llegamos solos. No lo hacemos por cobardía, orgullo, soberbia o abandono. No lo hacemos porque nos consideramos lectores autónomos, con un camino definido, conocedores de nuestros propios gustos. Por eso nos cuesta en ocasiones dejarnos recomendar otros textos, otros caminos, otras letras.
No llegué a El día señalado por mí mismo. Se trataba de un libro enterrado en anaqueles polvorientos que hace mucho no era leído por nadie. Sin embargo, aprovechando uno de esos momentos en que necesitaba aprovisionarme de buena lectura, Danny, mi bibliotecario de confianza, añadió a mi lista de libros esta obra de Manuel Mejía Vallejo.
Hace mucho no leía a Mejía Vallejo, quizás desde mi niñez cuando lo descubrí en las líneas de una separata cultural del periódico El Colombiano. Recuerdo haber leído un par de cuentos de él, no más. Por alguna razón lo reconocí siempre como un buen escritor, peo siempre lo dejé a un lado. No me interesaban las viejas historias quizás, los relatos que nos recuerdan lo que somos.
El día señalado se inscribe en la época de la Violencia colombiana, cuando era aún más difícil diferenciar de qué lado procedían los ataques con mayor sevicia, capaces de mayor atrocidad. Así, dentro de este marco llega a Tambo el padre Barrios, quien se inscribe en la tradición de Monseñor Domingo y de don Camilo, uno de esos curas humildes y soberbios, no por orgullo sino por la grandeza de sus actos; una de esas almas caritativas que se entregan del todo al prójimo en virtud de su fe.
Sin embargo, la fe de Barrios tropezará con la resequedad de Tambo, un pueblo dominado por un gamonal, el cojo, que convive con la amenaza de los guerrilleros que habitan el páramo. Paralelo a esto, a Tambo llega un hombre con el alma predispuesta a la venganza.
La trama, que como Danny señaló, es igual a la de muchas de las novelas que cubren la época de la Violencia (El padre que llega, el peligro latente, el gamonal del pueblo, la pobreza de sus habitantes, la aridez del pueblo) es atemperada por el lenguaje empleado, la riqueza de sus símbolos, la construcción de sus personajes.  
En medio de la violencia descrita (Como olvidar la descripción de la madre a quien le arrebatan su hijo del vientre para meterle un gallo aún vivo, dejándole la cabeza afuera y suturando la herida, para que la madre ultrajada sienta como se clavan en su vientre las garras y las espuelas del ave que intenta escapar) hay instantes de enorme ternura, como las conversaciones que el padre sostiene con el gamonal, el cojo, recordándole que es más que eso, más que un hombre que torció su destino y lo entregó a la ausencia de Dios; o aquel momento en que Otilia, una de las prostitutas del pueblo encuentra la mirada del alfarero,
Ella lo miró largamente y adivinó una frescura de sombra de monte, sintió deseos de tenderse en la hojarasca. Los pájaros que mató empezaron a cantar en su recuerdo, y las ramas a flotar y los pedruscos a sonar en el agua. Y ya no necesitó palabras para la comunicación suprema(p. 216)   

El día señalado es una de esas obras que muestran porque la literatura transforma el alma humana, le recuerda que es luminosa, que puede volar.   

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