La casa de hojas




Autor: Mark Z. Danielewski
Editorial: Ediciones Alpha Decay, Editorial Pálido Fuego
Recomendado para: Grandes lectores
Novela

El advenimiento de las grandes sagas, de aquellos mamotretos que cada vez toman un mayor número de páginas para contar sus historias, muchas veces sin necesidad, me ha dejado cada vez más impávido ante las novedades en literatura infantil y juvenil, que parecen hechas para una pronta adaptación para el cine o la televisión antes que para el disfrute de ser leídas. Me he cansado – dirás que ya era hora, y con razón- de esos productos elefantiásicos llenos de lobos, vampiros, magos, sadomasoquismo y zombis; productos por lo general predigeridos y regurgitados para que sean consumidos al por mayor, comprados en los supermercados y, casi siempre, políticamente correctos, que no exigen al lector más que una atención semicomatosa, la misma que se le presta a series de televisión como Castle, Helix o Pretty Little Liars, aptas para el consumo, pero que, como esas pastas que cocinan los universitarios, no sacian el apetito sino que dejan al lector con una llenazón boba, lánguida. O antes que decir lectores, tal vez debería decir consumidores, como los propietarios de los derechos cinematográficos le llaman a los seguidores de Harry Potter. Consumidores, dispuestos a comprar, vender, comentar, cualquier cosa acerca de su personaje favorito, aunque este esté ya muy lejano de lo que fue en un principio. Así, no deja de ser diciente que una historia menor, casi un llamado a  pie de página de la autora sobre Harry Potter adulto en su página web pottermore, haya levantado rumores que hablaban ya de una nueva serie de novelas o de películas.
Así, en medio de este panorama casi posapocalitico encontrarse con libros como El atlas de las nubes –ya lo reseñaré- o La casa de hojas sea como encontrarse el bálsamo de Fierabrás –el auténtico, no el barbiturillo que preparó don quijote y que les hizo devolver todo el contenido estomacal a él y al pobre Sancho- después de un combate épico.
La primera vez que escuché de esta novela fue en la Feria del libro de Bogotá del 2014, pero, ya fuese por falta de dinero (cuesta $90000) o por falta de conocimiento del autor –es su primera novela- o las editoriales –en mi vida las había oído-,  o tal vez fue que al ver por primera vez el libro quedé desconcertado, el caso fue que la referencia se quedó como un pie de página perdido entre un montón de títulos que quise y no pude comprar.
Sin embargo no fue la última vez que supe de él. Unos cuantos meses más tardes, una estudiante de Teoría de la literatura y literatura comparada, @brenddallen, a quien sigo por twitter, realizó algunos comentarios grandilocuentes sobre la novela. Picado por la curiosidad comencé a buscar referencias acerca de ella, siendo común que apareciesen comentarios como desconcertante, atrevida e innovadora, o, en palabras de Stephen King, El Moby-Dick del género de terror. La búsqueda por internet para conseguirla en pdf o en algún formato que me permitiese saciar mi curiosidad fue más bien triste –ahora entiendo por qué. Por supuesto, no encontré una opción diferente a comprarla. No quedé defraudado.
Ahora, cuando parece que se escribe para la pantalla, Danielewski realiza el proceso inverso, parte de una obra audiovisual apócrifa, El expediente Navidson, para construir una obra literaria en clave de documento académico, de una tesis comentada por un lector atormentado que se va desgastando y descomponiendo a medida que trascribe y comenta la obra para el lector. El resultado es una novela laberinto con una cantidad enorme de niveles de lectura, de autoreferencias, de referencias a obras filosóficas y de literatura clásica, en dónde aparecen como personajes menores autores como Harold Bloom, Stephen King y Douglas R. Hofstadter, entre otros; una obra que rompe el formato de la novela tradicional y juega con los espacios en blanco para transmitir la sensación de insignificancia de los personajes al adentrarse en una serie de pasillos grotescos que violan las leyes físicas, donde las anotaciones a pie de página permiten seguir una historia paralela en donde la redención no es posible; y que deja en muchas ocasiones al lector perplejo, exhausto y deseoso de saber que sigue, que pasa después con la casa y los protagonistas; que incluso una vez acabada la anécdota principal desgrana una serie de poemas y fotografías que mantienen aún el misterio y las ganas de leer; una novela que una vez terminada, pide a gritos, exige como posesa que se vuelva a recorrer. 
Ejemplo de página laberinto de La casa de hojas

Sin embargo, al igual que el camino al Nirvana, no se puede enseñar cómo se recorre La casa de hojas, cualquier comentario, como sucede con las cosas importantes de la vida, es sólo una invitación a realizar el recorrido, a que, aquel que se atreva  realice su propia interpretación, su propia lectura.           

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