ENSERES MASCULINOS




El 26 de Octubre de 2013, tuve la oportunidad de dar una ponencia en el marco del VI Seminario Taller de literatura infantil y juvenil: La ilustración en la literatura colombiana. En ese momento y sin haberlo preparado mucho, compartí con el público un poema de Wislawa Szymborska, Enseres masculinos[1]. A juicio de alguien que me encontré después, el poema retrataba de manera perfecta a su padre. Una amiga, Maday, me preguntó una y otra vez el origen del poema. Para ellas, helo aquí. Para quien tenga acceso al servicio interbibliotecario de la Red de Bibliotecas del Banco de la República, lo puede encontrar en el libro Amor feliz y otros poemas.

Es uno de esos hombres que todo lo quieren hacer ellos mismos.
Hay que amarlo con estantes, cajones y guarismos,
con lo que hay en sus armarios o que por debajo asoma.
Taladros, martillos, tenazas, un crisol, una redoma.
No hay cosa que no sirva para nada.
Varillas de paraguas, resortes, una cuchilla oxidada,
pegamentos medio secos, tubos medio exprimidos,
frascos grandes y pequeños con líquidos ya podridos,
un surtido de piedritas, un yunquecito, un torno,
un despertador y a un lado cien tornillos sin retorno,
un escarabajo muerto dentro de una jabonera,
y esa botella que tiene pintada una calavera,
molduras largas y cortas, enchufes, juntas, un broche,
tres plumas de gallineta traídas de Mamry una noche,
varios corchos de champán atrapados en cemento
y dos lentes chamuscadas durante el experimento,
una pila de tablitas y barritas, cartoncitos y plaquitas
que tuvieron algún día –o tendrán- utilidad infinita,
mangos de distintas cosas, jirones de manta, retazos de cuero,
montones de llaves y clavos y un tirachinas de niño certero…
¿Y si tiráramos algo? –pregunté yo una vez, inocente.
El hombre al que amo me miró severamente.  


[1] Tomado de: Amor Feliz y otros poemas. Wislawa Szymborska. bid & co. editor. Gerardo Beltrán y Abel Murcia Soriano (trad.) Venezuela, 2010.

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