Guion e
ilustración: Sol Díaz Castillo
Editorial:
Ril Editores
Recomendado
para: Jóvenes lectores
Novela
gráfica
De acuerdo
al contrato social nos hemos empeñado en seguir las convenciones que la
sociedad dicta. Intentamos seguir aquello que ella manda, con el fin de ser
aceptados, de ser nombrados buenos. Así, presa de una civilización salvaje,
cientos de hombres vestidos de traje se sientan en sillones de piel a decidir
sobre cómo nos matamos entre todos. En los países donde la pena de muerte es
aceptada, buscan que esta sea lo más “humana” posible. Se palia el dolor
físico, pero no se puede hacer lo mismo con el psicológico.
La hoja naranja se sitúa
del otro lado del espejo, del rechazo a la civilización y la decisión de
adoptar un lado más salvaje. Con una condición agravante, su protagonista es
una mujer. Bueno, siendo exactos, está empezando a descubrir que es una mujer. Se
trata de un agravante en este caso porque esta niña que adolesce, Fedora, comienza a descubrir ese elemento innombrable que
es la sexualidad. Así, que de la mano, digo, de la cola, de una zorrita que la
sumerge en el mundo de lo salvaje, Fedora descubre lo que hay dentro de ella
como mujer, en un viaje iniciático que le revelará su lado más obscuro, su inconsciente, su sombra.
Por supuesto
habrá quienes puedan sentirse escandalizados de alguna manera por el libro,
sobre todo porque Fedora decide aceptarse y no reprimirse. Sin embargo, las
lectoras, y lectores, agradecerán que alguien reconozca y les permita
identificarse, con ese lado que el contrato social insiste en negarnos.
No está de
más decirlo, se trata de un libro problematizador, de esos salvajes, que tienen muchas aristas por donde agarrarse.
¿Una tarzán de estos tiempos?
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