Autor e
ilustrador: Armin Greder
Editorial:
Océano travesía
Recomendado
para: Lectores en marcha
Libro álbum
No hay nada
más difícil que crecer, puesto que implica ser autónomo y responsable, hacerse
cargo de sí mismo. Una de las pérdidas más difíciles para una madre es la de su
hijo, sobre todo si ese hijo es único y en él ha cifrado toda su esperanza. Lo
sé, porque vi ese desgarramiento en los ojos de mi madre el día que me fui de
casa para hacer mi hogar con Elizabeth.
La ciudad
trata precisamente de eso, del amor de una madre por su hijo, y como ese amor
llega incluso a trascender las fronteras de la muerte para proteger y también
para limitar. La madre entrega todo por su hijo, incluso su vida, alejándolo y
alejándose de lo que es la vida misma. Al fin y al cabo, esa ciudad que
abandona al principio, y de la que mantiene apartada a su retoño, es la vida
misma con su infinita capacidad de hacer daño, pero también con su infinita
capacidad para sorprendernos, para iluminarnos.
Greder
sorprende de nuevo en este libro con un trabajo por el que algunos, más
conservadores, pudiesen sentir algo de rechazo, al tocar un tema que algunas
veces puede ser tabú, puesto que señala a padres y maestros, a los adultos,
nuestras responsabilidades en la formación de los niños. Al mismo tiempo, sin
embargo, señala que la única salida posible, la única manera de convertirse en adulto,
para cualquier persona, es asumir la vida con toda su luz y oscuridad.
De nuevo en
este volumen, empastado en cartoné con una encuadernación frágil, encontramos los
expresivos trazos de Greder que nos comunican toda la profundidad de los
personajes, sus relaciones y simbología.
La ciudad hace honor así a su augusto
antecesor, La isla.
¡Uff!
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