Autora e ilustradora: Peggy Adam (http://www.peggy-adam.com/)
Editorial: Sins Entido (http://www.sinsentido.es/)
Novela gráfica
Recomendado para: jóvenes lectores
Santa
Teresa la llama Roberto Bolaño en 2666. Santa Teresa la llama, aunque esté
hablando de Juárez. En La parte de los crímenes de 2666, Bolaño
hace una disección forense de cada víctima, la describe con sevicia, revelando
cada uno de los detalles escabrosos que la fueron minando hasta reducirla hasta
el despojo que yace en la camilla de la morgue. Alrededor un investigador
intenta atravesar todo el hedor, mientras siente que se va enamorando. Bolaño
teje con un arte exquisito, un sucinto retrato de uno de las mayores
destrucciones sistemáticas consagradas al género femenino y que, hasta el
momento, nadie ha podido desentrañar, quizás porque no se trata de un ajuste de
cuentas entre bandas o sólo el trabajo de un asesino serial, sino por ser el
símbolo de la intolerancia y la búsqueda de un poder, cuyo símbolo se halla en
el cuerpo –sitial de placer y posesión- de la mujer, cultural.
Bolaño, sin
embargo, deja de lado la realidad cotidiana de estas mujeres. No se inmiscuye
en su día a día, en las pequeñas causas que van conformando esa posibilidad
diversa que las convierte en víctimas. Para completar ese cuadro, para ir un
poco más allá, encontramos Luchadoras
de Peggy Adam. El escenario es el mismo, el enfoque diferente. No es narrado
desde la crónica roja, sino desde el drama cotidiano. Eso implica que el
protagonista no es el policía o investigador, sino que la narración se centra
sobre una víctima potencial.
Luchadoras puede entenderse como un
homenaje a las supervivientes, a las que tienen que enfrentar la dominación de
todo un género que busca tratarlas como objeto. Algunas lo admiten y se
acomodan a esa situación, otras no.
Hay un
detalle escabroso en el que sugiero que el amable lector se detenga, porque ahí
hay una advertencia, miren como la niña juega con el gato, miren como intenta
repararlo y luego lo tira porque al fin y al cabo tiene siete vidas. Mira esa
niña y espera sentado a que crezca. Puedes buscar otros libros de Peggy Adam
entre tanto.
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