Olga Forever



Autor: Paco Ignacio Taibo II
Editorial: Ediciones B. Grupo Z.
Recomendado para: Grandes lectores
Novela

Hace un año conocí a través de Danny la obra negra de Paco Ignacio Taibo II, en particular la serie protagonizada por Héctor Belascoarán Shayne. Durante dos meses devoré con fruición los libros de la serie, emocionándome con la aparición de la muchacha de la cola de caballo, despidiéndome de sus desventuras en No habrá final feliz y tomando distancia poco a poco en sus dos últimos volúmenes. El encuentro con este autor fue fructífero en tanto que Taibo II es capaz de mostrar cómo se apropia de la tipología de un personaje como el detective privado y lo adapta a la idiosincrasia latinoamericana.
Una vez terminada la saga no me sentí capaz de seguir leyendo el mismo autor. Creía, como con muchos autores, que iba a caer en un vacío, buscando al mismo personaje aun en sus escritos menos literarios. Sin embargo, una vez más Danny, apareció con un nuevo volumen titulado sencillamente, Olga Forever.
Al principio no le tenía mucha fe. Mucho menos cuando leí que su protagonista principal era una mujer. Y es que Héctor Belascoarán Shayne, pistolero inepto, podía llegar a ser patético pero era macho. Macho remacho. Macho mexicano. Aceptar que el personaje principal de este libro era una mujer, era renunciar a la posibilidad de encontrar, aunque fuese, un remedo de mi detective favorito.
Empero, como parece poder hacerlo, Taibo II, comenzó a conquistarme desde las primeras líneas de su prólogo. Aduciendo en primer lugar que nos e trataba de una si no de dos novelas, en un mismo tomo; luego afirmó que el personaje y al temática de Olga Forever, nacieron con la sana intención de llevar la contraria, de demostrar que si se podía.
Así que cuando inicié con la primera de las novelas, Sintiendo que el campo de batalla…, estaba dispuesto a encontrarme con algo inusitado. Así fue. Olga Forever, es un personaje muy distinto a Héctor Belascoarán Shayne. Se trata en esta ocasión de una periodista de 23 años que vive con pasión su profesión, aún cuando trabaje en un periódico de medio pelo y su vida personal sea insatisfactoria. Sin embargo otro elemento cobra una validez extrema, la presencia sempiterna de México D.F., que aletea sobre todas las acciones descritas. La ciudad es un personaje palpable que hace sentir su respiración en cada párrafo, cada línea escrita, a tal punto que la ciudad y Olga pueden llegar a confundirse, a yuxtaponerse.
El resultado, de esta gran apuesta por llevar la contraria, son dos relatos divertidos, envolventes, hipnóticos y poderosos; dignos de la pluma de Paco Ignacio Taibo II. 

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