Lobos



Autora e ilustradora: Emily Gravett
Editorial: Castillo
Recomendado para: Primeros lectores
Libro-álbum

Sucede que me gustan los lobos. Incluso cuando son los malos de la historia. De hecho considero que es mejor así porque los lobos no son tiernos animalitos para jugar. Son animales salvajes que no dudarían en atacarnos si invadimos su territorio o nos propasamos con ellos. Nunca he considerado que sean nuestros enemigos, pero sí que le debemos respeto. Mucho respeto.
Uno de mis poemas preferidos de Borges es El último lobo, donde se relata los momentos postreros del último lobo de Inglaterra. Borges mira al lobo desde la distancia sin falsas contemplaciones pero con una enorme piedad.
De  manera similar, Emily Gravett nos hace una relación de lo que puede suceder cuando un conejo se topa con un lobo. Jugando a incluir un libro dentro de un libro, Gravett convierte al lector en un conejo que toma un libro sobre lobos de una biblioteca y luego lo va leyendo de manera distraída mientras inferimos que se dirige a casa. Poco a poco el libro de la biblioteca nos va informando de cómo son los lobos grises, donde viven, donde cazan y finalmente que cazan. Tarde nos damos cuenta que nos hemos convertidos en presa. Los lobos no hacen concesiones.
Empero Gravett tiene que jugar de alguna manera con lo políticamente correcto, aquello que hace posible que ciertos libros se lean, que sean comprados, recomendados por libreros, docentes y padres de familia. Gravett cede ante la presión editorial y social al crear un final alternativo del relato. Y lo hace con ironía, con una risa socarrona, quizás lobuna, entre los dientes apretados de aquel que ha jugado con su presa. Nos advierte que si somos lectores más sensibles, hay un final alternativo. A continuación nos cuenta que el lobo era vegetariano y que compartió un sándwich con el conejito. A diferencia de las ilustraciones anteriores, esta se compone de un collage realizado con papeles arrugados, probablemente borradores desechados, en donde al conejito le han puesto su cabeza, y el lobo se halla claramente desdentado, un lobo que no muerde, un bosquejo de sí mismo. 

Gravett incluso se asegura de comunicarnos su final preferido. Al voltear la página nos encontramos con cartas, propaganda y un reclamo de la biblioteca, enviado a casa de C. Onejo, donde se le informa que hace diez días el libro Lobos ha debido ser devuelto a la biblioteca.
Eso es ironía. Eso es literatura.   


P.D.: Al mirar la contracaratula del libro – que, a propósito, fue ganador de la medalla Kate Greenaway al mejor libro ilustrado en el 2006 – nos encontramos con una curiosa afirmación que nos refuerza el carácter censurador sobre el primer final propuesto por la altura: Un libro álbum de excepcional ingenio y originalidad, con dos finales alternativos para satisfacer a los lectores más exigentes.
Te dejo a ti, fiel lector, que saques tus propias conclusiones.
 
P.D. 2. Gracias por presentarme este libro Nathaly. 

Comentarios

  1. entonces todo lo que no se ciñe a lo politicamente correcto sería para ti necesariamente literatura?

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  2. No. Pero me encanta que se haya hecho la pregunta. Desde hace algún tiempo vengo viendo textos diversos en los que abunda la apalbra fácil y la fábula con valores que repiten una y otra vez lo mismo con personajes nuevos, en donde el arquetipo se convierte en estereotipo.
    Y abundan los libros con gran diseño pero poco contenido. Voy a poner como ejemplo "Los amantes mariposa" de Lacombe. A pesar de sus hermosísimas ilustraciones, y con algunos guiños a lo politicamente incorrecto, es un libro muy pobre desde el punto de vista literario. No hay figuras literarias, no hay giros, no hay drama y, en especial, no hay nada que represente la cultura en la cual se situa la obra, sólo unas pocas palabras y las ilustraciones, por supuesto.
    En el caso de "Lobos", lo que sucede es que hay una respuesta ante una rpesión editorial, y la respuesta es terriblemente inteligente, hace uso de la literatura como forma de respuesta ante esta situación. Hay un subtexto que alimenta esa afirmación y esa protesta.

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  3. Buena la discusión como para un taller. o al menos un conversatorio.

    El libro hay que leerlo.

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