Autora: Ana María Shua
Ilustradora: Eugenia Nobati
Editorial: Sudamericana
Colección: Primera sudamericana.
Los caminadores.
Recomendado para: los pequeños.
Libro ilustrado.
Últimamente ando
grafofílico. Más que de costumbre. Así que me he dado en devorar cualquier
cantidad de libros que encuentre a mi alcance. Una vez terminada mi ración de libros
de la biblioteca escolar, al menos de momento
(me he sabido traer esta tarde El pequeño
hoplita de Arturo Pérez- Reverte, con la intención de reseñarlo, pero en
definitiva el libro copia de manera tan notoria el esquema de la película 300 en clave infantil, que he terminado
olvidándolo una vez más en el fondo del maletín). Por fortuna Elizabeth decidió
traerme algunos de los libros de la biblioteca donde trabaja y entre ellos
venía este pequeño libro de Ana María Shua.
Lo primero que
me llamó la atención fue la editorial, Sudamericana.
Hasta donde mi leal saber alcanzaba la editorial Sudamericana se dedicaba a
editar grandes e intonsos volúmenes con autores consagrados dentro del canon
occidental. No en vano, fue la valiente editorial que publicó, si la memoria no
me traiciona, Cien años de soledad
por vez primera. Así que verla como sello de un relato infantil, saber que le
apostaban a la literatura infantil latinoamericana me hace pensar que tal vez aún
hay alguna esperanza y que con lentitud quizás las editoriales estén comprendiendo
por donde va la cosa.
Lo segundo que
me llamó la atención fueron las ilustraciones de Eugenia Nobati. Aquí debo detenerme en un tema que lo necesita,
que hace rato me está reclamando. Creo que la primera ilustración que me hizo
fijarme en el nombre del ilustrador fue una de Batman. Sí, de una tira cómica,
en donde cada número suelen cambiar de ilustrador. Nunca he podido entender
además porque si el 70% por ciento del arte de una tira cómica se halla en la
ilustración, todavía se siga venerando al autor del texto alfabético por encima
del ilustrador. Sin ilustrador no habría historieta, así de sencillo. Lo mismo
podemos decir de la LIJ. El ilustrador sólo parece lograr un mayor reconocimiento
en cuanto publica un libro como autor del texto alfabético además del texto
gráfico. Hablamos de Arturo Pérez- Reverte, de los Hermanos Grimm, de Paul
Auster, Roald Dahl, pero nos olvidamos de Fernando Vicente, Patricia Metola,
Isol y Quentin Blake. Incluso cuando hablamos de libros - álbum se suele
cometer ese error, como si el ilustrador fuera alguien por completo
prescindible, como si fuera fácilmente reemplazable. Estoy seguro que Diario secreto de Pulgarcito no sería la
obra excelsa que es sino fuera ilustrado por Rebecca Dautremer. Afortunadamente
las buenas editoriales ubican de igual a igual al autor y al ilustrador. Sin
embargo aún se ve en muchos libros y colecciones como el nombre del ilustrador
aparece poco más o menos como una nota a pie de página en el libro. Incluso las
editoriales que tienen un pequeño diccionario biográfico de sus autores suelen
descuidar a sus ilustradores. Así que debo detnerme y decir que si no fuera por
la ilustración de Eugenia Nobati, quizá no habría reparado en Mascotas inventadas.
Así que una vez
superados los dos puntos anteriores me sumergí en una deliciosa lectura en
donde fabulosas criaturas legendarias brotan de la imaginación de un niño, cual
criaturas de un bestiario. Nos encontramos así con mascotas como los pólter,
las marmolias el rebudillo el cantejo o los minimones. A diferencia de muchos
otros animales de Fantasía, estas criaturas no son quimeras, simplemente son lo
que son, y punto. Además cada una de estas mascotas es descrita por medio de
una anécdota que pone de relieve sus principales características. Así el dúo
Shua- Nobati construye una historia entretenida que en últimas nos presenta un
bestiario atractivo para el mundo infantil.
Como colofón
quisiera agregar que he sabido encontrarme con un video en donde Ana María Shua
(por ninguna parte aparece la ilustradora) lee Mascotas inventadas.
Leído.
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