Autora: Yolanda
Reyes
Ilustradora:
Cristina López
Editorial:
Alfaguara
Colección: Nidos
para la lectura
Recomendado
para: bebés.
Libro ilustrado
Hace unos pocos
minutos he terminado mi recorrido por las páginas de El libro que canta, una recopilación de Yolanda Reyes en donde se articula
la tradición oral con la creación propia y la de otros autores. El resultado es
un libro preciosamente editado, teniendo en cuenta las necesidades de esa dupla
madre e hijo. Aún así, el lector desprevenido no deja de sentir nostalgia por
haber reconocer tantas palabras que en algún momento, entre tantos ires y
venires, se fueron a la trastienda creyéndose perdidas ya para siempre.
Uno de los
elementos que enriquece la concepción del libro es la introducción que Reyes
hace a cada uno de los capítulos, donde no se dirige al lector, ese capaz de
desentrañar el código alfabético, si no a ese otro que siente, anhela, espera y
exige, Estás en ese mundo tuyo de agua,
/sin tiempo y sin memoria./No sé tu nombre ni tu sexo. / No sé cuándo vendrás,
pero te espero./ No pienso en nada más, / de tanto que te espero. / Mientras pasan los días,/ junto a retazos de
palabras y canciones. / ¿Recordarás sus ritmos cuando vengas?/ No importa:
escucha su rumor y duerme./Mi corazón te arrulla. (Reyes; pp. 8)
Ese diálogo con
ese otro es constante; es notorio que el destinario es aquel que descansa en el
vientre materno o en sus brazos o en sus piernas jugando al caballito o siendo
bañado, acicalado y amado.
Para el otro,
aquel que no es padre –aún- la nostalgia es también un vínculo poderoso con aquel
que se fue una vez y, también, con aquel otro que deberá transmitir esas
palabras a los que vienen detrás,
Este es el cielo de azulada altura
y este el lucero
y esta la rosa y esta la manzana
y esta la madre para la ternura.
Y esta la abeja para la dulzura
y este el cordero de tibia lana
y estos: la nieve de blancura vana
y el surtidor de líquida hermosura.
Y esta la espiga que nos da la harina
y esta la luz para la mariposa
y esta la tarde donde el ave trina.
Te pongo en posesión de cada cosa
callándote tal vez que está la espina
más cerca del dolor que de la rosa.
Jorge
Rojas. Lección del mundo.
Reyes no escatima
en los nombres que invita a su libro. Sabe que son pocas las oportunidades de convencer
a quien lee que la poesía no son sólo las palabras que dicen los poetas sino
que son una forma de habitar y construir el mundo, así que al lector –Porque los bebés leen con las orejas, con
la piel y el corazón- no le queda otra forma que dejarse dar la bienvenida
por la poesía.
Qué lindo.
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