Biblioteca afrocolombiana de literatura.




Al día hay miles de lanzamientos diarios de libros y material relacionado con el mundo de la letra impresa. No creo que haya cifras sobre el número de blogs que todos los días se abren y mueren en la red. En el mundo de la producción intelectual eclosionan y mueren diariamente tanto autores como obras (a propósito ya hay pistas sobre el autor de “El Lazarillo de Tormes”). Por estas razones no nos fijamos mucho a veces en los lanzamientos literarios (como “Santa suerte” de Franco, en la Feria del libro de Bogotá) hasta que efectivamente podemos repasar nuestros ojos por esas líneas muchas veces candentes muchas veces muertas. Por supuesto esto es sólo una posición, no un dogma de fe.
Sin embargo no podemos dejar a un lado lo que representa el lanzamiento, el pasado 20 de Julio, en Colombia de la Biblioteca Afrocolombiana de literatura. Una colección de diecinueve libros de autores afroamericanos en Colombia. Suenan nombres tan fuertes, y desconocidos, como Rogerio Velásquez, Arnoldo Palacios,  Gregorio Sánchez Gómez, Hazel Robinson Abrahams, y Jorge Artel, entre otros. Realizo énfasis sobre lo de desconocidos porque la calidad literaria no está en duda. Sin embargo un autor como Arnoldo Palacios es más reconocido en el exterior y en los círculos académicos dedicados al mundo afrolatinoamericano que  para el lector común; a Manuel Zapata Olivella se le conoce por “Changó, el gran putas”, libro al que se suele llegar de manera accidental o relacionada con estudios superiores; la obra de Mery Grueso- Narradora oral y poeta – es más reconocida en Estados Unidos, donde constantemente es objeto de tesis y reseñas, que en nuestro país. En lo personal conocí la obra de Arnoldo Palacios porque tomé un curso relacionado con el tema afrolatinoamericano con el profesor Darío Henao.  Y sé que así pasa con muchos otros.
La biblioteca tiene el merito de poner de relieve un conjunto de obras y autores a quienes vale la pena seguirles la pista. Acompaña esta colección un “Manual introductorio y guía de animación a la lectura” que esperamos sea de utilidad en las bibliotecas públicas a donde llegará esta colección. La Biblioteca está destinada a llegar a cada una de las bibliotecas públicas distribuidas a  lo largo y ancho del país. Esperamos, sin embargo, que no corra el mismo destino como la “caja de cine” o “El Baúl de Jambalá”, que en muchos casos terminan arrumados en un rincón.
El público común (aquellos egoístas anti ecológicos, que todo lo quieren impreso y para ellos), esperamos con ansiedad poder adquirir o bien la colección entera o bien algunos volúmenes. Se cree que si hay una distribución, esta se hará por medio de librerías académicas y universitarias.   

Comentarios

  1. Yo ya sabía de esto hace raaato gracias a la edición impresa del periódico la palabra (y he aquí la nota digital: http://lapalabra.univalle.edu.co/temacentral_junio10.htm ) También espero ansiosamente para clavarle los colmillos a esa colección y no se me destemplarán los dientes. buajajaja

    A propósito de eso de antiecológicos... habría que ahondar en qué contamina más, si la producción de energía necesaria para los computadores y demás dispositivos electrónicos, o la tala de árboles, que si bien se da en las selvas, también se da en bosques madereros cultivados.

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  2. A ver, don pollo, su merced está haciendo propaganda a La Palabra aquí? ja ja ja ja. Pues muy bien.
    Lo de antiecológicos es algo de broma, no para tomarselo a pecho hombre. Yo adoro mis libros que luego me provocan rinitis, pero no podría vivir sin ellos.

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