Talleres de Escritura IV


Una vez determinados los objetivos del taller y el producto final deseado lo que queda es la diversión. Es decir, el conjunto de estrategias a utilizar para motivar a los participantes a una escritura constante y disciplinada.  Hay que recordar en este instante que la mayor parte de los asistentes a un taller de escritura son, o bien personas que apenas están empezando a desentrañar los efectos comunicativos del lenguaje o bien personas que quieren compartir con otras lo que ellas consideran un producto terminado.
Para ambos tipos de asistentes es importante poder ofrecer algo nuevo de manera constante, ejercicios, lecturas e incluso alternativas. Este tipo de estrategias deben amoldarse  a la diversidad de participantes que pueden existir dentro de un mismo taller de escritura.
Los talleres de escritura son importantes ya que ayudan a muchas personas a poner a prueba su vocación tanto de periodistas como de divulgadores e incluso e poetas, novelistas o narradores.
Representantes de la academia y escritores establecidos suelen demeritar el trabajo de los talleres argumentando que la principal formación del escritor debe ser técnica y rigurosa. Sin embargo parecen olvidar que la escritura es ante todo placer comunicativo, goce estático y un compartir constante con otros. La labor del creador ante la página en blanco puede ser solitaria pero no quiere decir que el escritor sea un sujeto huraño ensimismado en sí mismo y en su propio quehacer. A menudo cuando las coas se comparten existe la oportunidad de generar dinámicas interesantes y giros novedosos que afectan y contribuyen a ese instante de soledad. 

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