Narración oral y promoción de lectura

A menudo, cuando se habla de promoción de lectura y de escritura, se suelen dejar a un lado las prácticas orales. Se habla del libro y de las diversas tipologías textuales a las que el lector en formación se puede enfrentar, incluso se habla de los diversos formatos que soportan el texto, pero no se habla de oralidad. Ese es un asunto de bebés en exclusiva. Se ingresa al bebé al mundo del lenguaje a través de las canciones y las rondas y los juegos tradicionales. Sin embargo, cuando el bebé ya tiene la suficiente madurez para acceder al libro buscamos olvidar lo más pronto posible eso que se llama oralidad.
Quizás lo hacemos porque somos en exceso orales. Hablamos todo el tiempo, cantamos todo el tiempo, chismeamos todo el tiempo, jugamos todo el tiempo, narramos todo el tiempo. Es la forma en que privilegiamos la entrega del lenguaje, a través de la oralidad. Lo consideramos adecuando para el aula de clase, para la vida diaria pero no cuando hablamos de promoción de lectura y, mucho menos, de instituciones de promoción de lectura.
Olvidamos pronto que la palabra escrita es una tecnología desarrollada por el ser humano y que no le es natural. La palabra escrita requiere un esfuerzo enorme, una capacidad cognitiva avanzada, usar gran parte del cerebro. La escritura requiere una maduración motora y cognitiva avanzada. Por otro lado el uso del lenguaje oral es más connatural para el ser humano, hace parte de su esencia y se entrega de manera inmediata. No hay necesidad de una intermediación para la entrega de la oralidad.
Los promotores de lectura dirán que contar no es lo mismo que leer y tendrán razón. No se trata de la misma práctica. Sin embargo al contar estamos entregando la estructura de lo que es una narración; estamos entregando la naturaleza básica de lo narrado. Luego, al ingresar al texto escrito, el lector en formación podrá hallar elementos en común como el turista que ha oído hablar su vida entera de París y al llegar descubre que si hay Torre Eiffel (que parece un ave zancuda) y Arco del Triunfo y Museo del Louvre.
Por supuesto que la oralidad por sí sola no es suficiente para llevar a un lector en formación al mundo de las letras. Al contrario, algunos prácticas han mostrado que la narración oral no es una estrategia suficiente por sí sola para llevar al no lector ante un libro. Pero sí es un comienzo que le facilitará la vida para ingresar al mundo de las letras.
Para quienes estén interesados en ver algunos ejemplos de narración oral escénica, les recomiendo los siguientes vídeos: 
  

Comentarios

  1. Me toca perderme los videos por el momento porque mi paupérrima conexión no me permite cargarlos.

    Definitivamente dejamos muy de lado la oralidad. Personalmente disfruto mucho de la narración oral. A veces me descargo uno que otro podcast de relatos. Antes iba a escuchar los cuenteros, pero ya casi todos se han vuelto puro stand up comedy y han perdido el lado literario.

    Por último, creo que sería bueno remitir al lector al trabajo de Walter Ong, cuyo trabajo se centra en la escritura vista como una tecnología

    ResponderEliminar
  2. ¿Leíste el comentario anterior? (pollohipnotico) ¡Chévere! que te lean con ese cuidado

    ResponderEliminar

Publicar un comentario