Narración Oral Escénica (N.O.E) I


A Juan Carlos Ballesteros por quien conocí esta técnica.
Hay muchas formas de narrar y muchas formas de contar. La Narración Oral Escénica proveniente de la escuela cubana es sólo una de ellas. La ventaja que tiene sobre otras formas de narración consiste en que su técnica busca un aprehendizaje de la estructura básica de la historia y no la memorización mecánica. Para lograr esto la historia ha de ser intervenida en al menos una ocasión.
Lo primero que debe hacerse es elegir una historia. Debe tenerse en cuenta que entra más movida sea una historia desde el principio más fácil habrá de ser su adaptación. Aquellas historias con un gran contenido reflexivo y pocos hechos son muy difíciles de adaptar.
Una vez elegida nuestra historia se procede a encontrarle los puntos de giro pertinentes. Un punto de giro es definido como aquel cambio brusco en la narración que estoy adaptando. La naturaleza de ese cambio puede ser comportamental o ambiental. Veamos un ejemplo:
En “Tío Lobo” (Adaptada por Xosé Ballesteros, ilustrada por Roger Olmos y publicada por la editorial Kalandraka) la historia comienza con Carmela, una niña que, cuando la profesora menciona en clase que al acabar los deberes invitará a todos los niños a comer buñuelos, pide permiso para ir al baño. Una vez en el baño se queda dormida y al despertarse y volver al salón descubre que es la única que no ha comido dulces. Desconsolada va donde la madre quien le dice que ella le preparara todos los buñuelos que quiera. Pero la madre se da cuenta que no tienen una sartén para  freír los buñuelos así que envía a Carmela que pida una  donde Tío Lobo. Éste le pide que a cambio debe traerle una docena de buñuelos, un pan de maíz y una  botella de vino. La niña se devuelve a casa. La madre hace los buñuelos, separa lo prometido para Tío Lobo y devuelve a la niña con la sartén y lo prometido para Tío Lobo. Carmela, con un agujero en el estomago, se come en el camino todo lo que lleva para el Tío Lobo. Muerta de susto ante lo que acaba de hacer repone los buñuelos por boñiga de burro, el vino con agua sucia y el pan con cemento de una obra. Esto se lo entrega a Tío Lobo quien insiste en probar las maravillas de la cocina de la madre de Carmela y se da cuenta de todas las triquiñuelas. Así que lleno de ira le promete a Carmela que esa noche se la va a comer. Y no cuento más para que lean la historia.
Este cuento posee múltiples y variadas escenas pero, hasta aquí sólo dos puntos de giro son apreciables: El momento en que Carmela se come todas las cosas que la madre ha enviado para Tío Lobo y el momento en que éste le promete que de esa noche no pasa.
(Continuaremos mañana, querido lector, con los pasos que componen esta deliciosa receta que culminará en narración. Si lo desea, elija su historia a adaptar entretanto.)

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