Caracol, la feria del libro y los precios.

Los siguientes comentarios aquí expresados tienen que ver con una información observada sin contexto.
No suelo ver Caracol, de hecho no suelo ver ya mucha televisión. Sin embargo no se puede estar en muchas partes sin la compañía de un televisor.
De hecho entrando a un hotel este 18 de agosto al mediodía y viendo que había información sobre la feria del libro me detuve frente a la pantalla y encontré con algo desconcertante. En menos de un minuto la presentadora de la sección hizo dos alusiones a los altos precios de las publicaciones. En primer lugar de un libro que podía pasar a costar millones de pesos después de la feria y en segundo lado de una colección de revistas que también tenía un valor de seis cifras.
La importancia de esto radica en el mensaje que se está dando al público: La cultura es privilegio de unos pocos. Durante los últimos años Colombia se ha esforzado por construir una cultura del libro en toda la nación ya sea a través del Plan Nacional de Lecturas y Bibliotecas, con el apoyo a Ferias del Libro en todo el país, con las campañas de la Cámara Colombiana del Libro, con el Programa Mil Maneras de Leer, etc. Sin embargo situaciones como la que vi en Caracol destruyen toda la credibilidad de este tipo de campañas y nos advierte sobre lo que una gran parte de nuestros compatriotas aún piensan, que la cultura, la educación, la lectura y el ocio son posibilidades de unos cuantos, que tienen tiempo y dinero.
Se podría argüir que el comentario realizado por la presentadora no fue más que un dato curioso, dicho entre otra tanta información alusiva al tema; que en la feria del libro hay una mayor capacidad de acceso a libros, a autores y a la cultura en general. Podría ser cierto pero el problema no es de forma, es de fondo. Dicho de otra manera, que la idea de que la cultura es sólo de unos cuantos es un pensamiento que aún está dentro de nosotros, que la idea que el acceso a la lectura sólo es posible por unas mentes privilegiadas está tan internalizado que no podemos reconocer que el chofer del bus también lee cuando está frente a su ejemplar del “Caleño” o del “Espacio”.

Comentarios

  1. Hola Diego, es cierto, tanto la lectura y al escritura son para las élites, son prácticas sólo para unos cuantos

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