Los adultos y la “Literatura infantil” II

Uno de los efectos colaterales que tiene el desconocimiento de la literatura infantil en padres y maestros se refleja de inmediato en la industria editorial.

La primera exigencia que tienen los adultos sobre la literatura infantil es que enseñe algo. No importa la calidad del texto ni del autor sino tiene una enseñanza, sino es políticamente correcta el adulto medio no la aprobará. De ahí el éxito de Disney.

Durante mucho tiempo en nuestro país  eso ha conllevado que la industria editorial no tome riesgos (por supuesto no podemos olvidar que se trata de un negocio) y en lugar de editar libros para niños, edita libros para la aprobación de padres y maestros. Existen cientos de miles de libros que están dirigidos a niños y jóvenes esperando superar la censura de los padres e ingresar en las listas de plan lector de los centros educativos.

Sin embargo debemos afirmar en beneficio de los adultos que lo único que los hace exigir libros que enseñen algo para sus hijos, o los mismos títulos que leyeron cuando ellos eran niños, es el desconocimiento. Una vez que a un padre y/o docente se le suministra gradualmente dosis de buena literatura infantil, de libros arriesgados con propuestas visuales y textuales arriesgadas, pueden llegar a buscar otras cosas para los pequeños (y hacemos énfasis en los adultos porque aunque no lo queramos los niños no tienen la autonomía suficiente para comprar sus propios libros). 

En resumen se necesita educar (desde las instancias de educación superior) y sensibilizar constantemente a los adultos en literatura infantil para que dejen de considerar que la condición sine quanon de la educación es trabajar con textos como las fábulas de Ésopo o los cuentos de los Hermanos Grimm. 

Comentarios

  1. ¡Qué bien! Aquí iba una imagen de Rey y Rey. o de otro que rompa paradigmas

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