¿Qué es un libro?

Utilizo con regularidad libros infantiles escaneados que proyecto cuando hago lectura en voz alta para niños, así ellos pueden seguir las imágenes y la lectura mientras les leo. Sin embargo este fin de semana me topé con una situación particular.
Alejandro es un niño de 20 meses a quienes sus padres y sus tíos les leen de manera regular. Cada vez que voy a su casa me recibe con un libro en la mano y me pide que se lo lea y luego otro y otro y otro hasta que me canso. Entonces toma el libro y se lo repite él mismo una y otra vez hasta que se cansa y coge su pelota o me pide que salgamos a caminar. Esta semana me cogió desprevenido con el portátil en la mano y por no leerle los libros de siempre abrí uno de los que tengo escaneados y me puse a leerle. Alejandro fue enfático, no me dejo recorrer más de dos páginas y me volvió a pedir un libro. Abrí otro archivo pensando que la historia no le habría convencido y ataqué con “El Señor José Tomillo” de Ivar da Coll. Alejandro no me dejó terminar y exigió otro libro. Entendí. Cogí su manoseado tomo de “siete millones de escarabajos” de Comotto y se lo leí y luego me pidió otro de sus libros. Abrí mi maleta y saqué “Willy Sueña” de Anthony Browne y al terminarlo me pidió que se lo repitiera y luego se lo llevó para leerlo él. Cuando terminó atacó mi maleta y sacó “Conde cero” (un libro de ciencia ficción de William Gibson) y me lo pasó para que se lo leyera. Le leí dos páginas hasta que lo abandoné por ridículo para él. Sin embargo lo que sucedió se me quedó en la cabeza.
Para Alejandro, niño de nuestra época, que disfruta de la televisión y ha crecido acompañado de sus padres y tíos que trabajan a diario en computador, un libro tiene una definición particular y exacta que se corresponde con el formato impreso de manera exclusiva. No sé si volver a leerle libros en el computador pero si sé que el libro impreso tiene para él la magia de la autonomía y de la existencia física. Para muchos de nosotros aún tiene esa magia. Sin embargo no dejo de cuestionarme acerca del libro electrónico y su empleo en niños que se hallan en sus primeros niveles de lectura. La cosa tiene visos ya de investigación cognitiva: ¿aprehende mejor el niño con un libro impreso? ¿Disfrutaría lo mismo un niño con un kindle que con un libro impreso? ¿Cambiaran estas concepciones en los próximos 20 años?
Dejo las respuestas en manos de los psicólogos cognitivos, los educadores y los especialistas en e-learning. Por ahora lo único de lo que tengo certeza es que tendré que ir con un cargamento de libros la próxima vez que visite a Alejandro.

Comentarios

Publicar un comentario